domingo, febrero 17, 2008

Hablar, reír y dar besos

Haditas :)








Darwin no sólo se dedicaba a contradecir a la Santa Madre Iglesia, su vida era una perenne investigación multidisciplinar, que le llevó a los terrenos de la sociología y la psicología en su: "Expressions of the emotions in man and animals" de 1872.
En uno de sus viajes (lamento no poder precisar algo más) se enfrascó en una conversación con un niño de cinco años, habitante de una remota isla. En un momento le preguntó al pequeño aborigen, acerca de lo que pensaba él que era la felicidad; el niño no tuvo que pensar siquiera su respuesta, y le soltó, con una sonrisa luminosa: "Hablar, reír y dar besos".
Es curioso como, gracias al soberbio grado de comunicación, que entre todos hemos forjado, he podido ser educado en tan delicada cuestión, por un ignoto churumbel, tan alejado de la cultura occidental.
Somos primates, por mal que le pese a los que tienen montado el chiringo, en la insostenible ficción de nuestro origen divino; y como monitos, tenemos una tendencia clara a agruparnos, y recibir de esta circunstancia, el regalo, que a una mente sólo ocupada en lo importante, le da la idea de seguridad, y la promesa de afectos y placeres.
He podido, tras asimilar la doctrina de aquel travieso sabio atolondrado, darme cuenta de que ahí , precisamente, reside la felicidad.
¡Soy feliz, soy un hombre feliz!, y no quiero que me perdonen los muertos de mi felicidad, quiero que se alegren conmigo, por haber llegado.
He conseguido un lugar donde estar cómodo, rodeado de todo lo que me place, y os tengo a vosotros, que me acicaláis, que me acariciáis con vuestras palabras e ingenio, y al escribiros, yo también os miro a los ojos, os acaricio. Nos despiojamos mutuamente de esas sensación de precariedad emocional, que es la verdadera pandemia de nuestros días; llenamos nuestras horas así de un contacto con nuestros pares, reuniendo a la manada con un clic de ratón.
Río con la mejor de las risas, acoxegado por vuestras ocurrencias, y en mi oasis en Habib-El-Anuri, están todos los besos, bajo un perpetuo cielo estrellado, y una media luna polvorienta, que sonríe cómplice.
No hay en ninguna posesión, algo que pueda equipararse a estos tesoros accesibles, renegad de todo aquello que os aleje de la posibilidad de ser felices, quebrad las ramas del viejo árbol si os place un nido con vistas, a otros ojos, a otras manos que acariciar en palabras. Hablad, reíd, dad besos.



-Lenguaraz-

http://lenguarazdetucapaunsayo.blogspot.com/

miércoles, febrero 06, 2008

Una palabra...









...la primera que se te escape incontrolablmente.

Escríbela aquí, si lo deseas.Me encantaría.
Gracias.