viernes, octubre 15, 2010

Walt Whitman







... Estoy enamorado de cuánto crece al aire libre,
de los hombres que viven entre el ganado,
o de los que paladean el bosque o el océano,
de los constructores de barcos y de los timoneles,
de los hacheros y de los jinetes,
podría comer y dormir con ellos semana tras semana.

Lo más común, vulgar, próximo y simple,
eso soy Yo,
Yo, buscando mi oportunidad, brindándome
para recibir amplia recompensa,
engalanándome para entregar mi ser
al primero que haya de tomarlo,
sin pedir al cielo que descienda cuando yo lo deseo,
esparciéndolo libremente para siempre.



...Estos son en verdad los pensamientos
de todos los hombres en todas las
épocas y naciones, no son originales míos,
si no son tuyos tanto como míos,
nada o casi nada son,
si no son el enigma y la solución del enigma,
nada son.

Esta es la hierba que crece
dondequiera que haya tierra y agua,
este es el aire común que baña el globo.


...Con estrépitos de músicas vengo,
con cornetas y tambores.
Mis marchas no suenan solo para los victoriosos,
sino para los derrotados y los muertos también.
Todos dicen: es glorioso ganar una batalla.
Pues yo digo que es tan glorioso perderla.
¡Las batallas se pierden con el mismo espíritu que se ganan!
¡Hurra por los muertos!
Dejadme soplar en las trompas, recio y alegre, por ellos.
¡Hurra por los que cayeron,
por los barcos que se hundieron el la mar,
y por los que perecieron ahogados!
¡Hurra por los generales que perdieron el combate y por todos los héroes
vencidos!
Los infinitos héroes desconocidos valen tanto como los héroes mas
grandes de la Historia.



...¿Quién va allí?
Grosero, hambriento, místico, desnudo... ¡quién es aquél?
¿No es extraño que yo saque mis fuerzas de la carne del buey?
Pero ¿qué es el hombre en realidad?
¿Qué soy yo?
¿Qué eres tú?

Cuanto yo señale como mío,
Debes tú señalarlo como tuyo,
Porque si no pierdes el tiempo escuchando mis palabras.
Cuando el tiempo pasa vacío y la tierra no es mas que cieno y
podredumbre,
no me puedo para a llorar.
Los gemidos y las plegarias adobadas con polvo para los inválidos;
y la conformidad para los parientes lejanos.
Yo no me someto.
Dentro y fuera de mi casa me pongo el sombrero como de da la gana.

¿Por qué he de rezar?
¿Por qué he de inclinarme y suplicar?

Después de escudriñar en los estratos,
después de consultar a los sabios,
de analizar y precisar
y de calcular atentamente,
he visto que lo mejor de mi ser está agarrado de mis huesos.

Soy fuerte y sano.
Por mi fluyen sin cesar todas las cosas del universo.
Todo se ha escrito para mi.
y yo tengo que descifrar el significado oculto de las escrituras.

Soy inmortal.
Sé que la órbita que escribo no puede medirse con el compás de un
carpintero,
y que no desapareceré como el círculo de fuego que traza un niño en la
noche con un carbón encendido.
Soy sagrado.
Y no torturo mi espíritu ni para defenderme ni para que me comprendan.
Las leyes elementales no piden perdón.
(Y, después de todo, no soy mas orgulloso que los cimientos desde los
cuales se levanta mi casa.)

Así como soy existo. ¡Miradme!
Esto es bastante.
Si nadie me ve, no me importa,
y si todos me ven, no me importa tampoco.
Un mundo me ve,
el mas grande de todos los mundos: Yo.
Si llego a mi destino ahora mismo,
lo aceptaré con alegría,
y si no llego hasta que transcurran diez millones de siglos, esperaré...
esperaré alegremente también.
Mi pie está empotrado y enraizado sobre granito
y me río de lo que tu llamas disolución
por que conozco la amplitud del tiempo...


Versión de León Felipe

martes, octubre 12, 2010

De Ybris

Paso otra vez


Cuando mi contador de otoños anda cerca de marcar otro número, diversas circunstancias hacen aconsejable que deje aquí tres huellas de mi no ausencia:


a) Un enorme agradecimiento a los muchos que he leído y que me han inspirado para seguir escribiendo en silencio. A algunos les he comentado y a otros no. A estos últimos les dejo aquí una mención especial.


b) Gracias al, por mi parte inmerecido, interés de Arca, ha aparecido en la revista en Red e impresa, The Lunes, un relato mío, que algunos ya conocen de estas páginas, con el título El soñador. Lejos de mí (no me gusta promocionarme, y menos con relatos largos a los que sólo se puede votar tras registrarse) el pedir lectores, pero me siento obligado a mencionar en justicia esta revista porque me consta el esfuerzo y la dedicación con que ha llegado por fin a hacerse realidad.


y c) El día 18 de setiembre nos juntamos en Alcalá de Henares un nutrido grupo de participantes en el III Encuentro de poesía en red bajo la impecable organización de Jesús Arroyo y Enrique Sabaté. Tuve breve ocasión de volver a ver a algunos conocidos, de conocer a otros muchos nuevos y de echar de menos a cinco que no pudieron asistir. El más breve de los poemas que leí fue éste:


El mar se esconde en huecos de silencio.
Sólo la caracola los conoce.
Llevo toda mi vida buscando caracolas:
Las ganas de escuchar nunca las pierdo.


Y el más breve de los que no leí y debiera haber leído en reconocimiento y cariño a quien tan bien me acompañó entonces y tan bien me acompaña siempre es éste:


Hilaría poemas en tu cuerpo
golpe a golpe de sílabas y versos
tejidos como urdimbre de unos sueños:
los tuyos enlazados a los míos.

Ybris

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Muchas gracias, Ybris.