miércoles, noviembre 07, 2007

Sin título VII







“El coronel no tiene quien le escriba” revivió mi insanidad. Tomé lápiz, papel y le escribí:


“Es fiel a sus convicciones al no cambiar, por nada, un segundo de su memoria.
En la carencia absoluta, lo único que no se pierde es el pasado, los momentos de felicidad que no se repiten”.

Doblé el papel despacito, y mientras miraba y moría en el vacío nacía un barco entre mis manos. Lo dejé sobre la mesa y salí a caminar. Cuando regresé, el barco continuaba,
detenido, en el mismo lugar. Lo tomé, lo desdoblé y volvió a su esencia; no tenía timón, volvió a ser papel. Entonces escribí:

“Coronel, créame, soy un personaje, como usted. Me infiltré en su vida. Nos han escrito al revés: cuando todo debiera ser tranquilo y placentero nos sentimos desgraciados y enfermos; como el asma, que suele presentarse en noches frías y húmedas pero también en los veranos, mientras compartimos la espera de una carta que nunca llega”.

Me levanté, rasgué el papel en muchas partes que convertí en una gran lluvia de pájaros, palomas mensajeras, impares pares de alas cansadas vomitando un destino
sin dirección.
Apreté mis dientes y tragué saliva antes de hablarle al Coronel y enfrentar la intemperie.

“Présteme su paraguas, amigo; ayúdeme con esta lluvia desatinada”

10 comentarios:

ybris dijo...

Muy bello, In.
Hay que escribir a quien no tiene quien le escriba, coronel o no.
Y gritar donde proceda que el pasado no se pierde y que siempre andamos esperando la carta que no llega.
Y es que la vida viene a ser algo de eso siempre.

Besos.

Carz dijo...

Verdaderamente hermoso, In.

Un barco no es barco porque flote, sino porque tiene convicción en navegar, aunque se hunda.

Un abrazo entre esa desatinada lluvia.

Patricia Angulo dijo...

Este post es de una belleza y una grandeza inmensa.

Primero porque el título de este libro de García Márquez siempre me ha gustado muchisimo, es mas me ha gustado mas el título que el libro en sí.
Y siempre que se me choco con esa frase dos pensamientos me abordan, por qué razón nadie le escribe y lo triste que es esperar una carta que no llega.

Vos con este relato, has saldado mi deuda.

Excelente!

Besos

Tristancio dijo...

Hace unos días, dejaste en mi territorio un saludo de cumpleaños que yo no esperaba... y fue grato, como una carta que no se espera, por eso, se agradece más, pues se convierte en un regalo.

No sé que será peor, si esperar una carta que nunca llega, o que una carta enviada, jamás llegue a los ojos que debían leerla.

Abrazo.-

Fernando dijo...

siempre Ybris sabe que decir con la calidad humana que tiene....así sólo me queda dejarte un beso...

Diana L. Caffaratti dijo...

Literatura más literatura, igual a ¡Literatura con mayúsculas!
Excelente crecimiento de "el coronel no tiene quién le escriba".

Simplemente Olimpia. dijo...

Insanity; nada puedo decir que no hayan escrito. Apenas dejarte un beso que permeabilice durante un instante el goteo desatinado.

He leído todo lo pendiente...y aún no tendría que decirte,...mi admiración por esa capacidad tuya a la hipersensibilidad de la vida.

Olimpia.

Anónimo dijo...

Toda una poetica del intrusismo, hacer de lo que se quiere recibir motivo de entrega.

Me alegra estar de nuevo por aquí.

Un saludo.

EHSB

Lúzbel Guerrero dijo...

He oído que aún no llega la carta que espera, pero su mujer continúa haciendo salir el humo por la chimenea, aunque a veces no haya puchero,... pero siempre se arreglan, porque hay mujeres milagro, con más recursos que el diablo, llegada la ocasión. Nunca terminan comiendo lo que dijo el coronel, nunca.

Lúzbel Guerrero dijo...

Y ¡PLÍÑ!