domingo, enero 13, 2008

Del agua y del fuego.







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Dr. Jekyll Y Mr. Hyde. R. L. Stevenson / 1886/ TERROR / Gran Bretaña

Jekyll descubre una droga que desdobla la personalidad. Cuando la toma, se convierte en el malvado y repulsivo Mr. Hyde.

ALFONSO BASALLO


Es casi imposible leer esta novela sin estremecerse. A pocos textos del XIX —el siglo de los Prometeos redivivos, los catatónicos hipersensibles de Edgar Allan y los febriles moradores de la noche—, se les puede aplicar con más propiedad la etiqueta de obra de terror. Porque no es un miedo externo y poco verosímil sino un terror alojado en el centro de nuestro ser. Jekyll libra una lucha eterna. Escandalizado, como Frankestein y Buda, por la presencia del mal no sólo en el mundo, sino también en su propia carne, concibe el romántico sueño de separar el trigo de la cizaña. Así, «el injusto seguiría su camino, libre de las aspiraciones y remordimientos de su inflexible hermano gemelo y el justo podría caminar, practicando el bien, sin estar dispuesto al deshonor por culpa de unos malos instintos que no eran los suyos». Y él mismo se convierte en cobaya del experimento. Pero la parte salvaje y brutal del atormentado centauro le gana terreno poco a poco a la personalidad noble. Muchos e importantes temas deja apuntados Stevenson: la libertad, el determinismo, la droga como liberadora del instinto, la esquizofrenia del hombre contemporáneo, y —como no podía ser menos en un autor romántico— el fracaso de la ciencia en su insensata pretensión por construir un mundo inmaculado. Con Jekyll, el hombre al que los nativos de los Mares del Sur llamaban «Tusitala» («El que cuenta historias») consiguió su relato más cautivador; y el viajero avezado e infatigable hizo el periplo más difícil... por las brumosas costas de la conciencia.

4 comentarios:

ybris dijo...

Sí. Algo así siento yo con este -estos- personajes.
Ya lo digo veladamente en mi perfil.

Besos

Insanity dijo...

Gracias, Ybris, por tu compañía.
De cierta forma me inspiré en el perfil de tu blog para escribir este post; no leí dicha obra, seguramente pretendo leerla.
Mi abrazo y un gusto leer tus últimos textos, preciosos realmente.

Feliz amanecer, Ybris; para ti y todos nosotros.
In

Patricia Angulo dijo...

No he leído a Stevenson en esta obra, he visto en cine muchas interpretaciones de la misma, pero siempre tengo pendiente leerla.

El bien y el mal viven en una lucha eterna, fuera y dentro nuestro.

Otro abrazo

Lúzbel Guerrero dijo...

Un post muy revelador IN, valioso como nexo del eterno dilema, de Rousseau y Roberto Benigni( a la pesca de un Oscar que era para otro), y los diablos de todas las culturas, de Tusitala, Mandinga o, un servidor (edulcorado convenientemente con los bajos propósitos habituales).
¡Brava IN!